Mónica se casaba un viernes por la mañana, embarazadísima y con vaqueros. Llegaba a la boda en tándem y lo celebraban en el bar del Matadero. Por eso, y por su personalidad, su ramo y corona tenían que ser algo muy natural y sencillo. Limonium, siemprevivas y paniculata. No hay más, pero tampoco es necesario…
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