Hoy os enseño la decoración de una boda que hicimos hace un año por estas fechas. Me gustaría rescatarla porque fue una de las bodas de las que más orgullosa me siento y que supuso un gran reto para nosotros. Cuando vi este antiguo palacio vacío casi me da algo, era un lugar desangelado, enorme, perfecto para eventos de empresa, pero para una boda??? Acostumbrada a fincas de bodas rústicas y acogedoras, os confieso que fue un desafío idear e imaginar una decoración que convirtiese por completo el espacio. Había que conseguir algo muy acogedor porque la comida era tipo cocktail, pero queríamos que los invitados se sentasen y estuviesen a gusto.
La solución vino por el mobiliario de tipo café parisino que escogimos en Crimons y en la casita de Margaux, y que combinamos con muebles nuestros. En el techo colgamos un montón de helechos y pusimos muchas plantas y flores para conseguir calidez.
Cuando quedó todo montado, no me lo podía creer, parecía un restaurante! Lo logramos en un montaje de sólo 5 horas porque no nos dieron más tiempo, todo ello gracias a un equipo increíble que lo hizo perfecto. Ah, y quiero agradecer su ayuda especialmente a Elena García-Pando, wedding planner maravillosa, porque soñamos juntas esta decoración, a Bárbara Bertrand por estas fotos hechas con el corazón y por supuesto, a Irene y Sergio, novios y amigos míos desde hace muchos años, por su confianza a ciegas, porque me dijeron a todo que sí y por esas lágrimas de emoción de Irene cuando vio la decoración. A pesar de todas las noches sin dormir que supuso esta boda, me siento muy afortunada por haber participado en ella.
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